Una de las decisiones más importantes de los profesionistas actuales es hacer carrera en una empresa o emprender por su cuenta. No es una decisión sencilla, porque cada opción tiene sus ventajas y desventajas.
Antes de emprender trabaja en una empresa
No todos nacimos para trabajar en una empresa, pero no es mala idea laborar en una antes de emprender un negocio propio. Básicamente la idea es aprender como funciona un negocio antes de poner nuestro dinero en uno.
Lo que te aportará trabajar en una empresa
Si siempre has tenido la idea de emprender, adelante. Pero no estaría nada mal que antes trabajaras en una empresa, por lo menos un par de años. Te aseguro que lo que aprenderás valdrá la pena y te ahorrará algunos sustos.
Se dice que nadie aprende en cabeza ajena, por lo que contarlo no es lo mismo que vivirlo. Pero trabajar en una empresa puede darte mucha experiencia para empezar un negocio por cuenta propia, experiencia muy valiosa.
Aunque el mundo empresarial y el mundo emprendedor parecen ser opuestos, la realidad es que tienen más cosas en común de las que te imaginas. Por tanto, deberías aprender en el primero para aplicar en el segundo.
Aprende de lo bueno y aprende de lo malo
Ahora que estoy emprendiendo me doy cuenta de que realmente aprendí mucho en la última empresa donde trabajé. En especial sobre procesos, organización, y lo más importante de todo, sobre aquello que no quiero hacer.
Porque no solo de lo bueno se aprende. En cualquier empresa hay puntos de mejora enormes y comprender cómo se pueden implementar es una clave del éxito. Es decir, de lo malo hay que aprender y evitar caer en lo mismo.
Eso sí, el trabajo en una empresa ya establecida puede ser abrumador si no estás hecho para eso. Pero si lo que buscas es obtener experiencia no hay mejor manera de conseguirla, en especial si ese es tu principal objetivo.
Necesitas aprender rápido y barato
Claro que emprendiendo por cuenta propia se aprende mucho más rápido, solo que cada error pesa mucho y no todos los emprendimientos de reciente creación pueden sobrevivir a muchos errores, por lo que se convierte en un riesgo.
Digo, no se trata de entrar a una empresa a cometer errores con tal de aprender, pero es muy normal que estos sucedan y hay que actuar rápido para solucionarlos. Es un proceso que se repite una y otra vez y te genera experiencia.
Uno de los jefes que tuve me dijo que tenía que cometer errores lo más rápido posible y que de preferencia fueran baratos, es decir, que no le costaran mucho a la empresa. Este es uno de los mejores consejos que he tenido.
Emprender es diversificar
Pero más allá de lo anterior, trabajar en una empresa amplia la visión. Al estar en una empresa te das cuenta de todo lo que conlleva tener un negocio propio. No se trata solo de tener la idea, sino de aplicarla y mejorarla.
Emprender implica hacer muchas cosas que parecieran no estar relacionadas con la idea inicial. Hay que revisar cuentas, hacer facturas, analizar procesos, establecer logística, atender a los clientes, hacer marketing, etc.
Sin duda, emprender puede ser una gran aventura, pero no es lo mismo lanzarse sin nada más que las ganas, que tener un plan, un mapa y las herramientas mínimas básicas. Emprende, sí, pero antes trabaja en una empresa.
No te quedes mucho en una empresa y emprende
Considero que es algo fundamental entender cómo funciona un negocio desde dentro de una empresa, aunque me he dado cuenta de que jamás recomendaría quedarse muchos años en una, porque al final de cuentas nada es seguro.
Se necesita cambiar el chip
Cuando me preguntaban porque renunciaba en mi última empresa mi respuesta dejaba más preguntas que respuestas, pues mis excompañeros consideraban que era una locura dejar un trabajo «seguro» con buenas prestaciones.
Esta diferencia de visiones es muy normal para mí, pero yo no veo seguridad en un trabajo y estoy seguro de que aquellos que han tenido que dejar su trabajo, por despido, enfermedad, recorte de personal, cierre de empresa, seguramente tampoco.
También soy consciente de que podría quedarme en una empresa por mucho tiempo, pero no es algo que quiero. El cambio es necesario para mejorar y yo quiero ser mejor todos los días. Por eso es normal que no comprendan mi decisión.
La comodidad en exceso mata
Créeme, la comodidad se vuelve un hábito rápidamente. No hay nada más cómodo en el mundo laboral que recibir una nómina cada quincena. Pero la comodidad en exceso trae consecuencias negativas y te sumerge en una zona de confort de la que después es difícil salir.
Claro, todos buscamos cierta comodidad en nuestra vida, pero debemos ser conscientes que necesitamos un equilibrio y no un exceso. Obtener un pago recurrente no es algo malo, en definitiva, pero la sensación que te creas de que ese pago recurrente te garantizará seguridad es una ilusión.
No hay seguridad en trabajar para un solo cliente, como lo es la empresa para la que trabajas. Tienes todos tus sueños sostenidos por un solo hilo. Porque trabajar en una empresa también genera esa sensación de que diversificar es innecesario.
Analiza tu propia situación
Con todo lo anterior no te quiero decir que renuncies inmediatamente y emprendas. No, porque no fue lo que yo hice. Lo que sí te quiero decir es que estés preparado. Recuerda, nadie es indispensable para una empresa y, hagas lo que hagas, te pueden suplir relativamente fácil. Entonces, analiza tu situación.
Nadie te puede decir exactamente que hagas, porque solo tú conoces tu situación actual. La idea es hacerte reflexionar y que determines otras posibilidades. Ante todo, te recomiendo que te pongas un límite de tiempo para seguir en tu empresa. Sean seis meses o cinco años, lo importante es trazar un plan.
Es muy posible que actualmente no estés preparado para dar el salto. ¿Cuánto tiempo necesitas? ¿En qué necesitas prepararte? En lo personal, a mí me ha tomado dos años dar el salto, con muchos cursos de temas bien diversos realizados desde entonces. En algún punto decidí prepararme lo más posible y eso hice. Este fue mi plan.
Deja una respuesta