La planeación es un proceso estratégico que nos permite definir los pasos a seguir y los recursos a utilizar para lograr una meta específica. Esto quiere decir que tenemos que comenzar con el fin en la mente, el cual es uno de los siete hábitos de la gente altamente efectiva definidos por Stephen Covey en su famoso libro.
¿Qué quieres lograr?
La planeación no tiene sentido si carecemos de un punto al cuál queremos llegar en determinado tiempo. Es decir, actualmente te encuentras en un punto A, definido por tu situación actual, pero dentro de cierto tiempo te gustaría estar en un punto B, con mejores condiciones. Estos dos puntos son fundamentales para planear.
Una vez que defines A y B, entonces podrás ver con mayor claridad qué es lo que tienes que hacer para ir de un punto a otro. Y esta idea es exactamente aplicable para una empresa. Si no cuentas con esos dos puntos, por más que planees, nunca lograrás avanzar, pues no tendrás idea de dónde estás ni de donde quieres estar.
Como vez, la planeación es una cuestión de determinar lo que queremos lograr, algo que en esencia es sencillo pero que detiene a la mayoría y que hace que la planeación no sea una actividad que se realice con gusto. Planear requiere darse el tiempo de pensar y reflexionar, algo que muchos no están dispuestos a hacer.
La clave de la planeación
La planeación, como muchas cosas en esta vida, es una cuestión de equilibrio. Un exceso de planeación hará el mismo daño que una falta de planeación: no lograremos nuestras metas. Además, aunque hay muchas herramientas para ayudarnos a planear, la premisa siempre debe ser simplificar al máximo.
Yo estoy poco a favor de los métodos de planeación complejos, pues al final de cuentas terminas más enfocado en desarrollar adecuadamente el método que en obtener resultados. Sé que hay cuestiones que requieren de una planeación exhaustiva, pero la mayoría de nosotros no vamos a requerir tanto.
De hecho, los profesionistas que simplifican al máximo su planeación son los que más resultados generan, pues destinan el tiempo justo a planear y pasan a la acción inmediatamente, en lugar de pasar horas y horas ajustando planeaciones que al final terminan siendo invalidadas por factores que no se consideraron.
Relación planear/improvisar
Aquellos profesionistas que planean su jornada laboral con precisión suelen frustrase rápidamente, pues en la vida real las reuniones no empiezan y terminan a las horas establecidas, los clientes pueden llegar o no, las máquinas se pueden descomponer, etc., de modo que las cosas no salen según lo planeado.
Por otro, lado, los profesionistas que no planean absolutamente nada se la pasan apagando fuegos que, a pesar de que parecen importantes, al final no suman, ni para ellos ni para sus empresas, por lo que por más que trabajan nunca generan resultados. Esto los convertirá en colaboradores irrelevantes.
Necesitas determinar qué puedes planear y qué puedes improvisar, aunque ten en cuenta que improvisar es una cuestión que se hace bien cuando se tienen los conocimientos y la experiencia para hacerlo, pues no cualquiera tiene la capacidad de improvisar sin que se note justamente la improvisación.
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