La adaptación al cambio es, desde mi punto de vista, la competencia profesional más importante en la actualidad. El cambio siempre ha sido una constante, pero en los tiempos que corren resulta fundamental, ya que un profesionista o una empresa que no cambian están destinados a quedarse obsoletos.
Cambiar duele
Me resulta curioso que cambiar nos cuesta tanto, en parte porque no sabemos cómo hacerlo y en parte porque cambiar no siempre está bien visto. Sin embargo, aquellos capaces de abrazar la incertidumbre son los que pueden salir de su zona de confort para generar los cambios que necesitan en su vida.
El cambio es doloroso porque requiere salir de la normalidad y probar cosas nuevas. Además, cambiar es aceptar que necesitamos hacer las cosas de manera diferente, lo que implica que del modo en el cual las estábamos haciendo no funcionó, y no siempre estamos dispuestos a aceptar que estábamos equivocados.
Es normal que nos resistamos al cambio, en especial porque vivimos en una sociedad que cuestiona todos los cambios, como si se tratase de una traición a tus principios, cuando en realidad se trata de ser flexible y mantenerse en la búsqueda de nuevas formas de hacer que las cosas funcionen.
Saber cuándo cambiar
Cuando platico de este tema con alguien siempre surge la pregunta siguiente: ¿cómo sé cuándo debo cambiar? Y es que justamente en la respuesta radica la clave para dominar la adaptación al cambio, porque no hay reglas escritas que indiquen bajo que condiciones hay que buscar nuevos caminos.
Si cambias ante el más mínimo factor adverso entonces no generas nada de resistencia, de modo que no tendrás estabilidad en ningún momento. Por el contrario, si quieres resistir todo lo que se venga en contra, no lograrás ver cuando es momento de probar otra cosa y entonces serás resistente pero sin lograr nada.
Por lo tanto, debes encontrar un punto de equilibrio entre seguir firme con tu decisión y entre buscar alternativas. Es decir, habrá momentos en los que tendrás que persistir contra todo, pero otros en los cuales deberás ajustar las velas lo más rápido posible, y la única manera de aprender es con la experiencia.
¿Tienes motivos para cambiar?
Un cambio que se realiza sin tener un motivador detrás es un cambio que no sirve, pues no tiene razón de ser. Cambia cuando tengas motivos, porque de esta manera tendrás un respaldo para superar el difícil proceso que necesitas pasar para lograr un cambio. ¿Cuáles son los motivos que te impulsan?
Cuando cambies tendrás resistencia por tu propia parte, pero también por el entorno que te rodea, de modo que necesitas aferrarte a algo para no dar marcha atrás ante el más mínimo comentario incómodo que te hagan. Se dice fácil, pero enfrentar y superar la presión social no es algo que cualquiera haga.
Sin embargo, cuando tus motivos son poderosos, no importa la crítica social, pues seguirás adelante. Además, cuando tienes razones para cambiar el proceso se vuelve mucho más sencillo, porque sabes exactamente lo que quieres lograr y por qué quieres lograrlo, algo que acorta el camino.
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