Muchas veces en tu vida no sabrás que hacer y te quedarás paralizado, pero a pesar del miedo que te inunda tienes que seguir avanzando, porque si te detienes después será más complicado que te vuelvas a poner en marcha.
Quizá no sabes qué hacer, pero sigue
Muchas veces en nuestra vida no sabremos qué hacer. Porque por muy preparados que estemos habrá ocasiones en las cuales nos quedaremos sin saber que opción elegir. Puede ser un momento sencillo que solo requiera un empujoncito o un momento decisivo en nuestras vidas.
Sea como sea, lo mejor que podemos hacer es seguir adelante. Toma la mejor decisión con la información que tengas en ese momento. Quizá más adelante nos demos cuenta de que debemos cambiar, pero tendremos la tranquilidad de que en su momento elegimos lo que parecía más adecuado.
No te quedes quieto
La quietud es una de las mejores semillas para establecer una zona de confort. Mientras más tiempo te quedes quieto más crecerá dicha zona y más difícil será que te vuelvas a poner en marcha. Por esta razón, trata de no quedarte quieto muy seguido, y cuando lo hagas que sea por poco tiempo.
En física existe un concepto que es la inercia, el cual explica que algo quieto requiere de cierta energía para ponerse en marcha, y algo que está en marcha se puede mantener así con una energía menor a la que se requiere para comenzar desde cero. Es decir, es más fácil mantenerte en marcha.
Cada que paras y vuelves a arrancar necesitas mucha energía, por lo que en este sentido es mejor que mantengas el movimiento. Esta es una metáfora que aplica bastante bien a todos los aspectos de tu vida, desde la vida personal hasta la profesional, así como para la obtención de hábitos.
¿Cómo seguir adelante?
Ahora bien, seguir adelante cuando no sabes que hacer es muy difícil, porque tu cerebro consciente deja de tener el mando y le gana el cerebro inconsciente, el cual es dominado por el miedo y que lo único que quiere es correr y ponerse a salvo. Cuando esto ocurre has perdido la primera batalla, pero no la guerra.
Para ganar la guerra contra ti mismo necesitas mucho autocontrol, que es la capacidad de mantener la coherencia en momentos difíciles. Y vaya que se dice fácil, pero cuesta muchísimo conseguirlo. Lo primero que debes hacer es tener personas que sirvan de “anclas”.
En momentos de decisiones difíciles tu mente tenderá a procrastinar, es decir, a posponer la decisión lo más posible. Y cuando haces esto el estrés te empieza a consumir. Por tanto, necesitas personas que te puedan presionar para hacerte ver que mientras más rápido tomes tu decisión es mejor.
¿Cómo adaptarte rápidamente a los cambios?
No me queda ninguna duda que los cambios suelen ser buenos, e incluso aquellos que no lo parecen pueden presentar una parte positiva. Sin embargo, solemos ser bastante reacios al cambio. Considero que se trata más de una cuestión de miedo, antes que otra cosa.
¿Por qué dan miedo los cambios?
Primero que nada, nunca estaremos completamente preparados para un cambio, en especial para un gran cambio. No importa que tanto trates de prepararte, el cambio es impredecible y eso nos genera estrés y miedo. Y no es algo malo, pues de hecho son nuestros instintos ancestrales entrando en acción.
Al ser el cambio un factor impredecible empezamos a visualizar posibles futuros, para lo cual solemos ser más pesimistas que de costumbre. La mayoría de las veces esas visualizaciones fatalistas no se cumplen, pero ya nos han generado estrés. Entonces, el cambio da miedo en gran medida porque pensamos que va a sucedernos lo peor, y generalmente no suele ser así.
Segundo, consciente o inconscientemente buscamos seguridad, también derivado de la evolución de nuestros genes a lo largo de millones de años. Por esta razón poco a poco vamos creando nuestra zona de confort, y salir de ella será cada vez más difícil, pero no hacerlo es uno de los mayores errores.
Te recomiendo adaptarte a los cambios
El mundo siempre ha estado en constante cambio. Quizá ahora por todas las tecnologías que tenemos ha aumentado drásticamente su ritmo. Laboralmente hablando el cambio forma parte inherente de toda organización empresarial. Aquella empresa que no cambia entonces está condenada a cerrar sus puertas.
Por lo anterior considero que adaptarse a los cambios es una de las competencias más importantes de cara al futuro laboral. Pero hacerlo no es algo tan sencillo, principalmente porque en ningún lado se enseña como aprender a adaptarse al cambio. Se trata de una competencia que se debe adquirir de forma personal.
Mi recomendación es simple: adaptarse al cambio requiere estar siempre en constante cambio. Suena drástico, pero en realidad no lo es. No me refiero a estar haciendo grandes cambios en tu vida de forma diaria, sino a introducir pequeños cambios.
En lo personal llevo años cambiando cosas tan pequeñas como la mano con la que me cepillo los dientes o agarro el ratón de la computadora, el ejercicio que hago, la orientación de mi cama, etc. Son cambios fáciles que cuestan poco, pero que realizados de forma constante te van generando una adaptación, y créeme, cuando llegan los grandes cambios, resultan mucho más llevaderos.
Todos estamos aquí por una razón
El miedo nos detiene, aun cuando pongamos todo nuestro esfuerzo en seguir avanzando. Cuando tenemos miedo la sensación es abrumadora y nos paralizamos. Es tal su efecto que nos hace retroceder hasta nuestra zona segura.
Entonces sentimos la seguridad de volver a estar en nuestro entorno, lo que resalta aún más lo temible de estar fuera de este. Así entramos en un círculo vicioso que hace que cada vez sea más difícil salir.
El miedo no es malo
Pero el miedo no es malo en sí mismo. De hecho, es uno de los principales factores que nos ha permitido sobrevivir, hablando por supuesto del homo sapiens. Si nuestros ancestros no hubieran sentido miedo no estaríamos aquí.
El sentido del miedo está tan marcado en nuestros genes que no lo podemos eliminar, y no deberíamos. Es tan poderoso porque le ha tomado millones de años a la evolución pulirlo al máximo.
Aun así, de la prehistoria hasta la actualidad han cambiado casi todas las cosas. Ahora sentir miedo puede perjudicarnos en muchas situaciones, en las cuales dan ganas de correr, pero sería lo menos recomendable.
Las cosas han cambiado
¿Has sentido miedo en alguna situación que no lo amerita tanto? Por ejemplo, al hablar en público, pedir un aumento a tu jefe, dirigir una reunión, tomar una decisión de negocios, etc.
Sí, tener un poco de miedo siempre será normal, porque nos mantiene alerta. Pero un exceso puede paralizarnos o acelerarnos, y hacer que todo salga muy mal. Por ello hay que tener cierto control sobre nuestros miedos.
En situaciones como las mencionadas… ¿Qué es lo peor que podría pasar si te olvidaras del miedo por un momento? Te invito a hacer la reflexión, porque aunque pienses que el cielo caerá a pedazos, generalmente no será así.
Superar el miedo vale la pena
Sé que decirlo es infinitamente más sencillo que hacerlo. Pero te lo aseguro, valdrá la pena. Porque cuando olvidas el miedo por un momento te sientes libre, dejas de cargar un peso que solo te lastra mentalmente.
No te pido que dejes de tener miedo, sino que lo empieces a controlar. El miedo va a estar ahí siempre, pero te puedes olvidar un poco de él. Es entonces cuando comienzan a suceder cosas maravillosas.
Inténtalo. Sé que fallarás al principio, pero mientras más lo intentes más control tendrás sobre el miedo. Pronto comenzarás a hacer cosas que quieres hacer o que debes hacer, aún a pesar del miedo.
Yo también tengo miedo
Y sí, yo tengo muchos miedos, pero estos no me controlan. Siempre están ahí y cuando es el momento aparecen, pero hago las cosas a pesar del miedo. Me olvido de este como me olvido de que traigo los lentes puestos, porque estoy acostumbrado.
Porque si alguien te dice que no tiene miedo de algo, entonces quizá, o te está mintiendo, o realmente no sabe en la que se está metiendo. Es así de fácil. Solo que la elección es tuya, actuar a pesar del miedo, o no hacer nada.
Ahora es tu turno, cuéntame sobre tus miedos y las victorias que has logrado sobre ellos. Dime como va tu proceso para olvidarte de tus miedos un poco. Porque no estás solo, todos tenemos miedo. Nadie tuvimos instrucciones para vivir esta vida.
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