Para ser un gran líder primero hay que entender que es lo que la mayoría de las personas busca en un líder, para así empezar a desarrollar esas cuestiones. Claro que, no es posible adquirir todas estas al mismo tiempo, pero si se establece un proceso de mejora es factible ver avances significativos.
1) El líder debe ser un gran ser humano y tener empatía
Pienso que para ser un gran líder primero hay que ser un gran ser humano. Solo alguien que tenga la capacidad de preocuparse por el destino de muchas personas a la vez puede ser un verdadero líder. Por esta razón, ser líder no es nada sencillo, pues requiere anteponer las necesidades del grupo a las necesidades personales.
Considero que la empatía es la característica principal que determina el nivel de humanidad de una persona. Entonces, alguien con poca empatía tiene muchas menos probabilidades de ser un líder exitoso. El liderazgo, por sobre todas las cosas, se trata de las personas, y entender esto no es tan fácil como parece.
Vencer la presión es clave
Personalmente pienso que todos nacemos siendo buenas personas, pero que las circunstancias de la vida nos van quebrando poco a poco. Y sí, hay quienes no pueden ante la presión de las situaciones a las que se ven expuestos, y es entonces que se comienzan a hacer personas malas.
Sé que es una visión bastante simplista de la vida, y que existen matices muy variados entre lo bueno y lo malo. Sin embargo, también creo que la idea se entiende sin tener que complicar todo. Entonces, solo aquellos que van saliendo adelante de cada batalla de su vida son los destinados a ser líderes.
La empatía lo es todo para el líder
Un líder lo es, en primer lugar, porque la gente lo sigue. Suena fácil obtener seguidores, y lo cierto es que hay personas para las que resulta muy sencillo, mientras que otras no tienen la misma habilidad. Pero una vez que se tienen seguidores comienza la parte más retadora del liderazgo.
Me refiero a que el líder debe entender a su gente, sus miedos y deseos, tanto de forma personal como individualmente. Y para esto requiere mucha empatía, dejar de ver el mundo solo como él quiere verlo, para comenzar a verlo a través de los ojos de sus seguidores. Este es el verdadero reto.
2) El líder escucha con mucha humildad antes de hablar
Un verdadero líder nunca habla antes de que sus seguidores lo hagan, porque conoce la importancia de escuchar a las personas. Todos tienen algo que decir y sentirse escuchados aumenta la confianza. Además, obtener otros puntos de vista es crucial para que el liderazgo repercuta positivamente en todos.
Sin embargo, dejar el protagonismo a otros requiere de mucha humildad. Se trata de un ejercicio donde el orgullo personal tiene poca cabida. Recordemos que la prioridad del verdadero líder es impactar positivamente en sus seguidores, no recabar aplausos para el deleite personal.
Liderar es servir
Cuando uno es líder el principal trabajo es servir a otros, de modo que no se trata de buscar aumentar el ego personal. Para esto se pueden hacer muchas otras cosas, pero liderar definitivamente no es una de ellas. De hecho, ser líder es una de las actividades humanas que más podemos relacionar con humildad.
Ser humilde se puede entender de muchas maneras, pero como yo lo entiendo cuando hablo de humildad es dar espacio a otros para que se expresen. Es decir, que cualquiera tenga la posibilidad de aportar algo, sin que se vea limitado por su posición o su responsabilidad.
Aprende a escuchar antes
Como líder es muy fácil creer que somos los que dictamos las órdenes, pues perderse en el camino es de lo más sencillo. Sin embargo, un buen líder no hace eso, sino que escucha a todos y llega a un consenso, determinando lo que es mejor para todos, que no necesariamente es lo mejor para él.
Además, escuchar antes de hablar le brinda al líder una idea de lo que sus seguidores quieren o necesitan, lo que le permitirá resolver los problemas de forma más eficiente. Es decir, se puede ahorrar varios errores de esta manera, aunque por supuesto no todos ellos.
3) El líder está preparado para entrar en terreno desconocido
Como humanos buscamos la seguridad antes que cualquier otra cosa. Es normal, pues nuestra evolución ha sido forjada por aquellos que van sobreviviendo. Los que se arriesgaron de más dejaron esta vida rápidamente. Sin embargo, los tiempos actuales poco tienen que ver con los peligros que enfrentaban nuestros ancestros.
Es por lo anterior que salir de nuestra zona de confort nos cuesta tanto. Pero un líder no solo está dispuesto a ir más allá de su zona de seguridad, sino que además está preparado para hacerlo. Y sabe, por supuesto, que él debe ser el primero en dejar la comodidad y seguridad, para que después los demás lo sigan.
Explorando lo desconocido
Cualquier gran líder sabe que siempre habrá momentos de decisión y son los que marcarán su liderazgo. Y de todos esos momentos, los que implican explorar lo desconocido son los más temidos. No porque se le tenga miedo a lo que haya más allá de la línea, sino por los cambios que puede representar.
Todo lo nuevo, para bien o para mal, implica cambios, y los grandes líderes saben que los cambios son difíciles de afrontar por sus seguidores. Es entonces que deben visualizar como afrontar el cambio, ya sea de forma paulatina o abruptamente, pues dependiendo de la situación una elección será mejor que la otra.
La preparación del líder
Se podría entender que el terreno inexplorado es nuevo incluso para el líder, por lo que no hay forma de que esté preparado. Sin embargo, los grandes líderes tienen la habilidad de visualizar más allá de su realidad actual, lo que les permite estar listos para circunstancias que todavía no los han puesto a prueba.
Además, el liderazgo implica mucha visión de futuro, lo que requiere a su vez de un análisis a profundidad sobre las implicaciones de elegir tal o cual camino. De esta manera, el líder debe tener una noción mínima sobre el posible resultado de una elección en lugar de otra.
4) El líder establece el idioma en el que todos se comunican
Debemos entender que el liderazgo se permea hacia los seguidores mayoritariamente de forma inconsciente. Es por ello por lo que el tono y la forma en la que el líder se comunica rápidamente es adquirida por todos los demás. Si el tono es positivo el grupo habla y actúa positivo, pero lo mismo ocurre al contrario.
Es entonces que el buen líder sabe que cada una de sus palabras, gestos y acciones repercuten inmediatamente en su equipo. Por tal motivo cuida todos esos aspectos con bastante detalle. Sabe que una interpretación incorrecta de sus actitudes puede afectar la motivación de todos los demás.
La comunicación es clave
El buen liderazgo siempre estará basado en la buena comunicación. Si la comunicación de un equipo falla el líder es el principal responsable, ya que él es el encargado de establecer las bases comunicativas. Por tanto, debe cuidar cada detalle de su comunicación, pues será imitada por el grupo.
Desconocer lo anterior es entrar en la antesala del fracaso, pero si se conoce y se aprovecha el líder tendrá una herramienta fantástica. Solo entonces, cuando se conoce el impacto de la comunicación, se puede aprovechar esta de forma tal que se fortalezca al grupo, en lugar de minimizarlo.
Siempre estamos comunicando
La clave de la comunicación es que siempre estamos comunicando, y esto lo sabe todo gran líder. Aun cuando no queremos comunicar estamos comunicando algo, por lo que nunca vamos a dejar de transmitir información. Es entonces que como líderes debemos elegir bien cada uno de nuestros movimientos.
Ojo, que tampoco se trata de tener todo calculado, sino más bien de ser auténticos, pero manteniéndonos en un estado de análisis permanente, para saber que debemos mejorar. Eso sí, siempre habrá actitudes, palabras, movimientos, etc., que no gusten a todos, porque nunca se le podrá dar gusto a todos, ni debería.
5) El líder tiene como objetivo principal crear más líderes
Un líder sabe que representa diversos roles en dependencia de la situación en la que se encuentre. Pero el principal de sus roles es el de mentor, con el objetivo de formar nuevos líderes. Solo los mejores líderes alcanzan la capacidad de transmitir sus conocimientos y experiencias de forma que otros las tomen como suyas.
Este es el punto que separa a los grandes líderes del resto. Desde un punto de vista se podría pensar que se está formando a la competencia. Sin embargo, la realidad es que al formar nuevos líderes el líder adquiere destrezas que no podría haber adquirido de otra manera, lo que lo sitúa un escalón arriba.
La formación de líderes
Formar a otros en la tarea de liderazgo es el más alto escalafón que un líder puede alcanzar. Ser un mentor para otros líderes es una de las tareas de más alta responsabilidad para cualquier líder, se encuentre en la situación que se encuentre. Y de hecho, hacerlo está reservado solo para aquellos cuya experiencia lo permita.
No cualquier líder puede formar más líderes, porque antes se debe pasar por una serie de aprendizajes y errores, los cuales amplían la visión del liderazgo. Ser un mentor de liderazgo requiere haber acumulado muchas experiencias necesarias para transmitir con sabiduría y responsabilidad lo que implica ser un líder.
Afrontar el reto
Siempre he creído que liderar es una sucesión de retos, siendo el último y mayor el hecho de formar más líderes. Se puede pensar que una vez que se alcanza este escalón se ha llegado al final, pero lo cierto es que este último reto lleva mucho tiempo y requiere mucha energía.
No se forman líderes de un día para otro, sino que se trata de un proceso iterativo que requiere estar repitiendo los aprendizajes a transmitir una y otra vez. Por tanto, una vez que un líder llega a este punto, aunque ha alcanzado el último escalón de su liderazgo, podría permanecer en este por el resto de su vida.
6) El líder debe su posición a las personas que confían en él
Un líder sin seguidores no es más que un loco hablándole al viento. Porque son las personas las que hacen al líder, para que después el líder impulse un cambio positivo que impacte a todos. Solo los buenos líderes consiguen una base de seguidores que, ante cualquier circunstancia, se mantienen leales.
La lealtad es una cualidad extraña en las personas, pero no es un problema actual, sino que siempre ha sido así. Es extraña porque para desarrollarla se requiere de una confianza infinita, lo cual, más que palabras, requiere de acciones para ser desarrollada. Y además toma tiempo, mucho tiempo, obtener lealtad.
Trabajar las relaciones
Un buen líder sabe que en cada oportunidad que tenga debe trabajar las relaciones con las personas que lo rodean. Es decir, debe hacer presente su liderazgo de forma sutil, debe aumentar su comunicación, debe reafirmar su trabajo en equipo. Porque la confianza se la debe ganar poco a poco.
Además, el hecho de trabajar las relaciones cada día le permitirá reafirmar su posición de liderazgo, al ser visto como un líder que está constantemente ocupado en atender a los demás. Ojo, hacer correctamente este trabajo de forma constante requiere de establecer lineamientos adecuados.
Establecimiento de lineamientos
Mejorar las relaciones como líder no debe implicar un esfuerzo extra considerable, porque como es algo que se debe hacer siempre, no debe interpretarse como una carga. Por ello el líder debe establecer lineamientos que le permitan mejorar sus relaciones con el objetivo de incrementar la confianza sobre él.
Con lineamientos me refiero a que defina como se va a dirigir con los distintos tipos de personas que lo rodean, es decir, tener un guion base que le permita tener contacto de forma fluida, pero dicho guion podría cambiarse sobre la marcha según las necesidades que vaya observando.
7) El líder siempre acepta las consecuencias de sus decisiones
El líder que toma decisiones sin consultar a nadie se vuelve un tirano, por lo que en algún momento perderá a su gente y recurrirá al miedo para evitar ser desplazado. Es por ello por lo que un gran líder sabe que debe consultar a su gente, en especial para las decisiones de mayor impacto hacia el grupo.
Un líder que consulta a los demás siempre será bien visto, aunque debe ser plenamente consciente que las decisiones serás suyas, así como las consecuencias. Por tanto, debe ser el primero en dar un paso al frente cuando los resultados no sean los esperados, aun cuando haya seguido el consejo de otro.
Decidir lo es todo
Un líder que no decide, ya sea porque su capacidad de decisión es nula o porque se excede permitiendo que otros tomen las decisiones, es un líder que tiene sus días contados. Esto porque nos gusta seguir a personas que están dispuestas a correr riesgos y decir por donde hay que ir.
Eso sí, si la decisión tomada es buena, el líder reafirmará su posición, pero si la decisión fue mala entonces será criticado y puesto en duda. Siempre será así, y es algo que los buenos líderes conocen a la perfección, además de que están dispuestos a correr el riesgo.
Escucha a todos
Antes de tomar una decisión, un buen líder se da tiempo para escuchar las opiniones de otros. Aquí lo fundamental es pedir opinión, luego escuchar y en ningún momento hacer un juicio. Si se comienza a juzgar las opiniones entonces la gente tarde o temprano dejará de opinar.
Eso sí, si alguien le da la decisión adecuada al líder, y esta no genera buenos resultados, la responsabilidad será del líder, aunque no haya sido su idea, porque la ha validado y la ha hecho suya. Repartir culpas en estas situaciones siempre va a estar de más.
8) El líder sabe adaptarse rápidamente a las circunstancias
Un líder flexible puede darle la vuelta a cualquier problema, convirtiéndolo en una oportunidad. Saber adaptarse rápidamente es una de las cualidades de cualquier gran líder. Porque cuando sucede alguna una catástrofe, todos se vuelven negativos y esperan lo peor, siendo el líder la antorcha que los guiará en la oscuridad.
Metáforas aparte, la adaptación es una de las cualidades más importantes para un líder. Sobre todo porque el mundo en el que vivimos suele cambiar con demasiada rapidez. Cualquier estabilidad será temporal, pues los problemas nunca tardan mucho en alcanzarnos a todos. Es así que liderar representa una constante.
Vivir en la incertidumbre
A nadie nos gusta vivir completamente en la incertidumbre, no porque no podamos hacerlo sino porque el estrés que eso genera termina por doblegarnos. Sin embargo, como líder es importante saber poner pie en tierra desconocida sin que eso represente un gran problema.
El liderazgo, por mucho que se estructure, requiere gente capaz de pivotar sobre la marcha y adaptarse a las nuevas condiciones existentes. Un líder incapaz de cambiar el rumbo del barco sobre la marcha es un líder que tendrá muchos problemas debido a su incapacidad.
Llevar a los demás
En tiempos de incertidumbre pocos querrán aventurarse en terrenos desconocidos, por lo tanto, es trabajo del líder ser aquel que se adelanta a ver las condiciones del camino, y una vez que sabe por dónde ir deberá volver por todos los demás, para guiarlos hacia la salida.
Y no nos engañemos, hacer esto es de valientes, porque ir solo y regresar por lo demás no lo hace cualquiera, sino solo aquellos con una gran capacidad para pisar terrenos desconocidos y con la suficiente responsabilidad para no abandonar a su equipo, lo cual es tentador cuando se está del otro lado.
9) El líder no lo sabe todo y es plenamente consciente de ello
El hecho de ser líder no es sinónimo de saberlo todo, aunque parece que a muchos prospectos de líder se les olvida este detalle. Los buenos líderes tienen plena conciencia, tanto de lo que saben, como de lo que desconocen. Es por ello por lo que siempre están buscando acercarse a las personas adecuadas.
Un líder por sí solo no puede garantizar un liderazgo adecuado, sino que debe estar rodeado por personas que tengan diferentes capacidades y actitudes. Así, la confrontación positiva de ideas genera las acciones a seguir, con el respaldo de todos, aunque es el líder el responsable del camino que se elija.
Crea tu grupo
Los grandes líderes lo son porque se rodean de grandes personas que los apoyan y retan para que sigan creciendo. En este tipo de estructuras todos los involucrados se presionan entre todos, de manera tal que cada uno mejore de forma personal. La clave es lograr rodearse de personas con el mismo objetivo.
Para que un líder cree un gran grupo debe acercarse a personas diversas, con áreas de conocimiento distintas y con inteligencias variadas. Así podrá tener un equilibrio, bastante necesario para liderar bien, y este es justamente un punto donde muchos líderes fallan estrepitosamente.
Ser consciente
Ser consciente de lo que no se sabe es igual de importante que saber aquello que se sabe, y los grandes líderes tienen esto bastante claro. Es imposible que una sola persona tenga competencia en todas las áreas del conocimiento existentes, por lo que aceptar este hecho y buscar personas que nos complementen en fundamental.
Además, las presiones que recalan sobre el liderazgo suelen ser muchas y diversas, por lo que tener con quien platicar de ciertos temas ayuda para mantener la mente centrada en los objetivos, en especial cuando todo parece estar yendo mal, que estoy seguro de que ocurrirá en varias ocasiones.
10) El líder conoce su papel como agente de cambio positivo
El verdadero líder siempre representa una transformación. Si bajo su liderazgo no se observan cambios continuos, entonces no estamos ante un líder, sino ante un espectador. Cambiar es parte de todo lo que conocemos, porque nada en la naturaleza es estático. Y nosotros mismos estamos lejos de mantenernos igual.
Un líder sabe que una de sus responsabilidades es impulsar un cambio positivo. Incluso aun cuando sus seguidores no quieran cambiar. De hecho, es posible que estos se encuentren en una zona de confort muy grande, que es el momento justo cuando más se requiere un cambio. Y el líder es quien debe comenzarlo.
Cambiar cuesta mucho
Creo que los cambios no llegan así nada más, debe existir un catalizador que lo impulse. Este catalizador debe ser el líder, pero para lograrlo necesita identificar necesidades en las personas que lo rodean. Es importante mencionar que nadie va a cambiar nada a menos que una necesidad lo impulse a hacerlo.
Es por lo anterior que provocar un cambio es complicado. Muchas veces queremos que la gente cambie solo porque sí, pero de esta manera no lograremos nada. Primero hay que encontrar disparadores que muevan a la gente en la dirección que se requiere, y esto es lo que necesitamos, que ellos se muevan, y no moverlas.
Hacia el cambio positivo
Pienso que cambiar es una cosa, y cambiar positivamente es otra. La diferencia radica en que el cambio positivo es aún más complicado de lograr, y requerirá de todas las habilidades del líder para lograrlo. Lo que debemos vencer es la zona de confort, un lugar que parece tan seguro que nadie quiere salir.
Pero quien se queda en la zona de confort no se está presionando a ser mejor, y aunque parece que está en una zona de comodidad y seguridad, en algún momento se dará cuenta de que todo era una ilusión. Esto no se le puede hacer entender a la gente de forma directa, por lo que hay que buscar una estrategia distinta.
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