De las habilidades críticas que existen la comunicación es la madre de todas, porque si no hay buena comunicación entonces todo se viene abajo, en solo un instante. De hecho, la comunicación es la única habilidad que, con solo mejorar un poco, obtienes mejoras radicales en todos los aspectos de tu vida.
Entonces, la buena comunicación puede hacer maravillas, pero lograrla es más difícil de lo que se cree, porque como comunicamos desde que nacemos solemos creer que somos mejores comunicando de lo que en realidad somos. Es decir, sobreestimamos nuestra capacidad de comunicar, y eso mismo nos impide quitarnos la venda.
Además, en las empresas no suelen existir metodologías para impulsar a los profesionistas a mejorar su comunicación. ¿Te ha tocado asistir a alguna capacitación de cómo hablar en público, cómo hacer una buena presentación o cómo aplicar los elementos de la escucha activa? Y es una inversión que bien valdría la pena.
Aquí mis 3 claves para la buena comunicación:
La falta de concentración es el problema
La mayor parte de los problemas derivados de una mala comunicación tienen su base en la falta de atención y no es para menos. Vivimos en un mundo rodeado de estímulos que en todo momento reclaman nuestra atención, y somos presa fácil de las distracciones porque nunca nos enseñaron como tener foco.
Es por esto por lo que aquellos profesionistas capaces de enfocarse en una sola cosa tienen un superpoder que deberían aprovechar más. Porque a la gran mayoría les cuesta un mundo mantener la cabeza enfocada en una sola dirección. Y obviamente si estás distraído pues no recibes toda la información que deberías tener.
Cuántas veces no te ha pasado que alguien había quedado en hacer algo, pero esa persona entendió que tú eras quien iba a hacerlo. Al final lo que había que hacer no se hizo y ambos se culpan mutuamente. Pasa en la casa, en el trabajo y en todos lados. ¿Cuál es el verdadero problema? Nadie estaba poniendo real atención al tema.
Suena extraño, pero hoy en día lo extraño se ha vuelto cotidiano, porque estamos platicando al mismo tiempo que atendemos el celular, porque suponemos que la otra persona quiso decir algo en lugar de preguntarle que fue lo que dijo, porque tenemos prisa o nuestra mente está en otro lado, etc.
La mayoría de tus problemas son de comunicación
No me creas, pero analízalo, porque ocho de cada diez problemas que tienes en tu vida son derivados de una mala comunicación. Es muy fácil hacer la prueba: piensa que problemas tienes que resolver en este momento, reflexiona un poco y verás como aparece algo relacionada con la comunicación.
Quizá dijiste algo que no debías y alguien te escuchó, o no supiste decirle que no a tu jefe y te dejó más trabajo que sabes que no podrás terminar, o te olvidaste de decirle algo importante a tu amigo, o mentiste para que no te regañaran. Todo esto y mucho más deriva de no saber comunicar en tiempo y forma.
Y muchos de estos problemas se derivan de dos cuestiones: no poner la suficiente atención y no saber cómo expresar algo. Entonces, si prestamos atención a mejorar estos aspectos cambiaremos de forma radical nuestra comunicación, para bien por supuesto. Lo único que necesitas es querer mejorar.
Es una gran noticia saber que la mayoría de los problemas que tienes en tu trabajo son por culpa de una comunicación deficiente. Porque ahora sabes que si mejoras en esta habilidad el número de problemas que tengas se reducirá de forma considerable, y quién no quiere eso, ¿verdad?
Los buenos comunicadores escuchan más de lo que hablan
Una pregunta que me hago de forma regular es por qué comunicamos tal mal. Ahora creo que he llegado a la respuesta: comunicamos mal porque no nos interesamos realmente en lo que los demás nos están diciendo, y por consiguiente ellos tampoco nos prestan demasiada atención.
Me he dado cuenta en muchas pláticas que alguien cuenta algo que le pasó, y los demás, en lugar de preguntarle más al respecto, comienzan a hablar de su propia experiencia al respecto. En ciertas conversaciones incluso es posible diferenciar dos o más conversaciones distintas que parecen ser la misma, pero que no lo son.
Porque muchas veces cada uno tiene su propio tema, pero nadie llega a entender que primero tiene que escuchar al otro para también ser escuchado. Este es el secreto de los grandes comunicadores, porque cómo voy a saber que decirle a alguien más si ni siquiera he escuchado cuales son sus problemas, miedos, ideas, etc.
¿Quieres entender a los que te rodean? Entonces cállate y préstales atención, porque cuando dejas de hablar tanto y de que todo gire en torno a ti, te das cuenta de que es muy sencillo comunicarse con los demás. Claro, ellos deberían hacer lo mismo, pero no lo harán, y eso te sitúa a un nivel superior de entendimiento.
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